
Andará Nicaragua
su camino en la gloria
Porque fue sangre sabia
la que hizo su historia
SILVIO RODRÍGUEZ
Nota biográfica
Ernesto Cardenal nació en 1925 en la ciudad de Granada, Nicaragua. Obtuvo en México la licenciatura en Filosofía y Letras por la UNAM, después estudió en Estados Unidos Literatura Norteamericana. En 1950 Se encontró luchando con los revolucionarios sandinistas contra la dictadura de Somoza, teniendo como consecuencia persecución y encarcelamientos. Además en esta época desarrollo una importante actividad cultural como poeta y escultor. De esta etapa son algunos de sus Epigramas.
Su intenso camino espiritual comienza en 1957 («Dios se me reveló como amor… descubrí su belleza y me entregué a ese amor») cuando ingresa al monasterio de Getsemaní en Kentucky, donde tuvo como mentor al místico norteamericano Thomas Merton, quien influiría fuertemente en su persona, tanto espiritualmente, como en sus ideas estéticas. Dos años después vive en el monasterio benedictino de Cuernavaca, México, y finalmente pasa al Seminario de La Ceja en Colombia. Finalmente regresa a Managua donde es ordenado sacerdote en 1965.
En su actividad como sacerdote, tiene un acercamiento con las clases oprimidas y alejadas. Es particular su experiencia en la comunidad de Solentiname, donde compartiendo con la gente más sencilla tuvo una experiencia del Evangelio leído y vivido por los pobres del Señor, sus predilectos. En esta comunidad se entrega a la contemplación, entendida como concientización. Afirma que el surgimiento de esta conciencia (contemplación) con un grupo de campesinos les hace ver que la solución a sus problemas se encuentra en al Revolución. Desde entonces ve la política como algo que habita en el hombre y desde donde se puede servir a los demás. Como sacerdote en la comunidad de Solentiname se ha dedicado a la promoción social, a la meditación y a la poesía.
Profeta y poeta: Palabra comprometida
Para Ernesto Cardenal, la poesía no es una actividad superflua y desinteresada, sino que tiene un fuerte compromiso con el hombre, con la humanidad. La poesía surge de la contemplación, del encuentro con Dios que se interesa por todo lo humano, y así, la poesía humaniza si verdaderamente lo es.
Él afirma de sí mismo, haber recibido la misión de ser poeta, a la vez que la de ser poeta. En estas dos actividades se mezclan el arte y el Evangelio, el compromiso social y el compromiso estético. Para Cardenal la poesía tiene que ser profética, la profecía debe ser poética. El anuncio y la denuncia en él encuentran el mismo camino de la belleza de la palabra.
En este sentido, se encuentra cercano a los profetas del antiguo Israel. Ante la experiencia de Dios que habla y que envía a hablar a la humanidad, que envía a denunciar las injusticias de los poderosos, a la vez que anuncia la esperanza a los oprimidos, sólo hay un lenguaje: poesía. El lenguaje poético es el único que favorece la eficacia de la profecía en todas sus implicaciones. El lenguaje poético no se agota, es vivo y activo, implica la vida tanto del poeta como del oyente. Es palabra viva que se actualiza. La profecía es palabra viva pronunciada por Dios, por lo tanto, viva, que mueve el interior del hombre para que éste se acerque a Dios y al hombre mismo.
La poesía de Ernesto Cardenal vibra con los sentimientos humanos y con los sentimientos de Dios. El lenguaje que tan fácilmente es manipulado, en voz del profeta se convierte en palabra de Dios, en voz del poeta, en palabra del hombre. Las dos voces se unen en un solo canto y así la profecía-poética (la poesía-profética) se convierten en una expresión a dos voces, la de Dios y la del hombre.
La función del poeta, el compromiso social y profético del poeta es necesario para expresar con claridad el sentimiento humano y el mensaje de Dios:
¿No has leído amor mío, en Novedades:
CENTINELA DE LA PAZ , GENIO DEL TRABAJO
PALADÍN DE LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA
DEFENSOR DEL CATOLICISMO EN AMÉRICA
EL PROTECTOR DEL PUEBLO
EL BENEFACTOR...?
Le saquean al pueblo su lenguaje.
Y falsifican las palabras del pueblo.
(Exactamente como el dinero del pueblo.)
Por eso los poetas pulimos tanto un poema.
Y por eso son importantes mis poemas de amor
En este epigrama, Cardenal entiende perfectamente la función del poeta. El poeta es el que no se deja manipular por el lenguaje no lo manipula, sino el que expresa claramente la voz del hombre, el mensaje concreto que ayude al hombre a liberarse de las manipulaciones exteriores, de la falta de conocimiento.
El lenguaje es uno de los elementos constitutivos de un pueblo. Por eso el poeta socialmente comprometido busca las formas para devolver al pueblo su lenguaje, su expresión, sin saqueos ni falsificaciones. Un pueblo sin expresión es un pueblo condenado al silencio, por tanto a los saqueos de la violencia institucional, mediática, económica u «organizada», pero siempre irracional. El poeta le regresa la voz al pueblo.
Una de las experiencias de la comunidad de Solentiname ha sido la expresión por medio del arte en todas sus formas, pero sobre todo, la lectura y comentario comunitario del Evangelio.
Uno de los libros más importantes de la poesía latinoamericana del siglo XX es Salmos (1969). En este libro, Ernesto Cardenal expresa el sentir religioso del pueblo oprimido, actualizando los poemas que dieron origen a la poesía social: los salmos. Es el sentir del pueblo que clama a Dios y la palabra de Dios que se hace oír en medio de su pueblo. Ernesto Cardenal con profunda sensibilidad humana y una íntima experiencia de Dios reelabora estas poesías, con un patetismo excepcional.
La experiencia de un hombre y un pueblo perseguido, tiene una bella expresión en «¿Por qué me has abandonado? Salmo 21»:
Dios mío Dios mío ¿por qué me has abandonado?
Soy una caricatura de hombre
el desprecio del pueblo
Se burlan de mí en todos los periódicos
En esta primera estrofa, la llamada a Dios surge de lo profundo, después de haber sentido la profunda soledad. Es la oración que Jesús hacía en la Cruz. El silencio de Dios se hace denso. Sin embargo, resulta paradójico que el poeta (el salmista y, en esta reelaboración, Cardenal) llamen a Dios, de quien se siente abandonado. En realidad el clamor es una seguridad en la presencia de Dios aunque callada. El poeta-orante, sabe que en realidad Dios no lo ha abandonado. No es la desesperación sino la angustia del silencio de Dios. El pueblo se siente angustiado por la respuesta silenciosa, pero no abandonado. «Los periódicos», tienen la función de los medios de comunicación, que están en función del opresor y que manipulan el lenguaje y la información, haciendo al hombre una «caricatura» de lo que en realidad es. La mediatización puede ser usada contra el hombre a medida que lo despoja de su realidad.
En la segunda parte el salmo-poema continúa expresando los lugares de los afectados por la censura, el encarcelamiento y todo lo que denigra al hombre «cercado de alambradas», «me tatuaron un número», «se pueden contar como en una radiografía todos mis huesos / me han quitado toda identificación». Se dejan oír los gritos de los desesperados, de los que son obligados a callar, no porque no tengan voz, sino porque nadie quiere oír:
Grito pidiendo morfina y nadie me oye
grito con la camisa de fuerza
grito toda la noche en el asilo de enfermos mentales
en la sala de enfermos incurables
en el ala de enfermos contagiosos
en el asilo de ancianos
El profeta-poeta que canta este salmo es la voz y el lenguaje que ha sido robado a los oprimidos y olvidados. La poesía se convierte en grito de reclamo, en voz que se alza para ser escuchada.
Pero también en voz que se alza para hablar de Dios. Así, la poesía no se queda en grito de angustia, sino que se transforma en canto de esperanza y en voz profética que da testimonio de la presencia de Dios en los oprimidos y olvidados.
Pero yo podré hablar de ti a mis hermanos
Te ensalzaré en la reunión de nuestro pueblo
Resonarán himnos en medio de un gran pueblo
Esta es la voz del profeta-poeta que transforma los gritos desesperados de los olvidados en himnos de alabanza.
Finalmente la poesía del profeta es un clamor de esperanza, una confianza en el mundo nuevo, en el mundo transformado. El profeta se convierte en revolucionario, en el sentido en que Ernesto Cardenal lo propone a su comunidad de Solentiname. La revolución es antes que acción contemplación, concientización; saber que un mundo transformado y libre es posible. Los medios del profeta-poeta no son otros que la palabra divina y humana que se expresa en el arte y en la acción:
Los pobres tendrán un banquete
Nuestro pueblo celebrará una gran fiesta
El pueblo nuevo que va a nacer